Chicas de muerte y de furia - Natasha Ngan

Título original: Girls of fate and fury

Autora: Natasha Ngan

Chicas de papel y de fuego

#1 Chicas de papel y de fuego | #2 Chicas de tormentas y de sombras
#3 Chicas de muerte y de furia

Género: fantasía

Editorial: Puck

¡gracias a la editorial por el ejemplar!

Páginas: 448

Calificación: ★★★½

Llevaba esperando este final de trilogía desde hace año y medio, así que cuando por fin tuve el libro en mis manos decidí ponerlo arriba en mi lista de prioridades porque conocer el destino de mis chicas de papel era una necesidad.

ADVERTENCIA, ESTA RESEÑA TENDRÁ SPOILERS DE LOS LIBROS ANTERIORES

El Palacio Escondido es el último lugar en el que a Lei le gustaría estar. Como prisionera, el Rey Demonio la utiliza como un recordatorio constante de que la guerra se aproxima. Y de que él está dispuesto a todo con tal de ganar.

Pero Lei hace tiempo aprendió que el Papel no es tan frágil como parece, y hará incluso lo imposible para destruir el reino desde dentro.

Al otro lado de los muros del palacio, Wren está desesperada por rescatar a la chica que ama, al tiempo que se enfrenta a los terrores más atroces de la guerra. Mientras se abre paso por Ikhara, Wren empieza a cuestionarse qué significa realmente hacer un sacrificio por el bien común y deberá decidir hasta dónde está dispuesta a llegar.

Retomamos donde dejamos, con Lei de vuelta en el palacio real sin posibilidades de huir, pues ahora el rey sabe de lo que es capaz y nunca más la infravalorará: ya no es una chica de papel, ahora es una prisionera de alto riesgo. Por su parte, Wren enfrenta la desesperación de no poder ir a por Lei y,al ser hija de lord Hanno y la última guerrera Xia, tener que ser pieza fundamental en la guerra que se avecina. Así que esa es nuestra trama, una Lei encerrada en el palacio, pero sin miedo a hacer lo necesario para sobrevivir; a una Wren temerosa por la seguridad de su amada; y ambas decididas a destruir al rey y su gobierno clasista y opresor.

Lo que más me emocionaba era por fin tener el punto de vista de Wren, pero quedé en extremo decepcionado con lo que la autora nos ofreció. Esperaba poder conectar con ella y sus emociones, pero su narración se sintió demasiado impersonal y distante e incluso hubo ocasiones en las que olvidé que era Wren la que narraba (así de mal el asunto). De ser mi personaje favorita pasó a ser una que simplemente consideré necesaria para la trama, pero de la que no me importaba mucho lo que le ocurriera. Me dolió que fuera así porque nos alejamos de aquella chica valiente, decidida y aguerrida de los dos primeros tomos y nos encontramos con una Wren insegura, arrepentida, cegada y necia. Y no lo negaré, fue la razón por la que costó tanto adentrarme de nuevo en esta maravillosa historia.

Recuerdo que leer a Lei era un dolor, pero en este tomo encontró redención en mi corazón y AMÉ los capítulos narrados por ella, aunque eran en los que menos acción había, se compensaba con la carga política y de planeación rebelde que tenían. Me gustó mucho ver cómo Lei abandonó esa armadura de papel que tenía, tomó al toro por los cuernos (de forma muy literal), dejó de lado su actitud de superioridad moral y se empoderó porque por fin entendió lo que esta guerra significa: no poder para los Hanno, sino libertad para todos aquellos que han sido atemorizados por los demonios y las dinámicas de clases sociales discriminatorias con siglos de injusticias. Por fin Lei estuvo a la altura de la historia, fue la protagonista que merecíamos y cada pequeño paso que daba yo lo aplaudía.

Las escenas de acción son ÉPICAS. Cuando por fin se desata la gran guerra entre el rey y los Hanno queda una secuencia que te quita el aliento por lo bien construida que está: es dinámica, los suficientemente descriptiva para poder entrar en la batalla y se usan ambos puntos de vista para tener una visión amplia de lo que sucede (y generar tensión, claro que sí). Una de las cosas que más agradecí es que la autora no se toca el corazón en ningún momento y sacrifica lo que es necesario para que todo sea realista. No lo negaré, varias de las cosas que pasan aquí me dolieron hasta el alma, pero entendí la necesidad de que sucedieran de esa manera.

¿El fin justifica los medios? Esta es una pregunta implícita recurrente, en especial con Wren, pues todas las acciones tienen una repercusión (tanto física como moral) y cargar con el peso de ellas, a la larga, no es sencillo. También se sigue ahondando en el dolor de ser una sobreviviente y cómo esas heridas, por más tiempo que pase, no cicatrizan rápidamente y cómo hay que aprender a vivir con el dolor hasta que este deja de intimidar o ya no está. Estoy agradecido que estos temas se traigan de una manera sensible, bien tratada y con el respeto que merecen en la literatura juvenil y no se vean opacados por la trama de fantasía o se sientan forzados, todo construye sobre el mismo pilar y eso es invaluable (al menos para mí).

En resumen, Chicas de muerte y de furia, es un final que está a la altura de la trilogía, lleno de acción, redención, reflexiones y que arriesga lo necesario para cumplir su cometido. Estoy ansioso por leer más de la autora.

Erick