Nosotros bailamos sobre el infierno - Marcos Bueno

Título original: Nosotros bailamos sobre el infierno

Autor: Marcos Bueno

Libro autoconclusivo

Género: romance, contemporáneo

Editorial: VRYA

¡gracias a la editorial por el ejemplar!

Páginas: 330

Calificación: ★★

Cuando se anunció este libro el año pasado estaba bastante emocionado porque sigo al autor desde hace varios años por booktube y desde hace un par más de cerca aún porque tiene un podcast sobre Taylor Swift, así que en mi mente solo había altas expectativas.

Óliver se despierta después de una noche de fiesta en los baños de una discoteca. El único rastro de lo que le ha pasado es una curiosa bola de billar.
Aunque solo quiere dejar esa noche atrás, pronto, una oscura presencia empieza a acecharlo, susurrándole al oído.
Decidido a huir de sus pesadillas, Óliver se embarcará en un viaje a un místico lugar de Inglaterra donde, según cuentan las leyendas, el Diablo se puede llevar cualquier cosa al infierno.
Por suerte, no tendrá que recorrer esa distancia solo porque Connor, un amigo que ha hecho por internet, decidirá acompañarlo a enfrentarse a sus demonios.
Devil's Dyke os espera...

La sinopsis no nos dice mucho de la trama, pero podemos intuir que la historia se centrará en el viaje personal que nuestro protagonista tiene que atravesar y, sinceramente, me gusta cuando la historias están centradas plenamente en el crecimiento personal y se tocan temas sensibles, y eso es justamente lo que intenta hacer este libro... intenta, ese es el gran problema.

Aunque toda la historia sea sobre el protagonista creciendo, siento que iniciar con él sería un error porque antes de entenderlo (o al menos intentar hacerlo) hay que hablar de su situación y los temas sensibles que se intentan abordar: Óliver despertó en el baño de una discoteca y lo último que recuerda es haber entrado ahí con un chico, es claro que estamos hablando de una violación, pero nunca se menciona como tal, solo se insinúa que hubo una, nuestro protagonista entre en negación ante esta realidad y se pasa al siguiente tema, el posible contagio del VIH, tema del que solo se menciona el peligro de tener relaciones sexuales sin protección y poco más. Ambos temas son importantísimos y de suma relevancia al momento de situarlos en la población LGBT+ porque vienen con muchísimos prejuicios, tabúes y desinformación. Y realmente me siento decepcionado de que temas tan serios e importantes sean usados a la ligera, que queden en una simple mención sin ahondar en ellos ni tratarlos con el tacto que merecen, solo para darle una "justificación" a su "personalidad oscura" del protagonista, como si fueran ítems de una lista para ver qué tan j*dido puede quedarte un prota. Mal, mal, mal.

Lo que me lleva al siguiente punto, que sigue sin ser el protagonista, la salud mental no es un juego. Si bien no se tocan el tema de la violación ni las ETS a profundidad, sí se aborda la repercusión emocional que esto tiene en forma de una sombra que sigue todo el tiempo a Óliver e incluso interactúa con él. En un principio esto me gustó porque rozaba entre el realismo mágico y una verdadera representación de los problemas de salud mental y esperaba ver una aproximación seria a este tema, que los pensamientos negativos pueden ser tan intrusivos como una sombra que llega sin avisar y que no podemos controlar cuándo aparecerá y susurrará a nuestro oído. Y en parte tenemos eso, pero la solución que nos sugieren, y en la que nos enfocamos, me parece terrible: ir a enterrar el recuerdo de la noche que no recuerda a un sitio en UK que está maldito por el diablo y promete darte lo que quieras; porque claro, lo primero en lo que piensas cuando comienzas a notar indicios de inestabilidad emocional es en ir a enterrar, literalmente, tus demonios a otro país y no buscar ayuda profesional. Lo peor es que no notamos la progresión de la amenaza de la sombra en la vida de Óliver, esta se queda muy en segundo plano y no parece el antagonista que obliga a nuestro protagonista a tomar acciones en su contra, se queda como un mero recurso para llegar *suspira con hastío* al romance.

Ahora sí hablemos de Óliver, nuestro protagonista. Sinceramente quisiera no hablar de él porque es de los peores personajes que he leído en mucho tiempo. Se la vive haciéndose el mártir dándoselas de tener una vida difícil porque tiene que trabajar en un local de películas que está condenado al fracaso, además está perdido porque no se siente especial en ningún aspecto y no sabe qué hará con su futuro, por lo que está de sabático. Lo anterior sería preocupante si Óliver no tuviera una buena red de apoyo, pero no solo tiene una, sino que tiene la mejor: su familia lo quiere y acepta tal como es y sus amigos están para él para ser honestos y respaldarlo, pero Óliver siente que es él contra el mundo e incluso trata mal a su familia porque "su vida es demasiado compleja para que la entiendan". WTF, bro?! Insoportable es poco, quería golpearlo para que entrara en razón y se diera cuenta de lo afortunado y privilegiado que es al tener lo que tiene y que muchas personas quisieran tener una fracción de esa estabilidad.

El romance no salió sobrando, pero no aportó absolutamente nada. Si bien el objetivo de Óliver para ir a UK es enterrar en Devil's Dike el recuerdo de despertar solo en el baño de una discoteca, el otro motor que mueve el viaje es ir a un concierto con un chico que conoció en línea y del que, por supuesto, está más que enganchado. Connor, el inglés que conoce en línea, me pareció un interés romántico tierno y caótico, pero que no encaja para nada en la historia que Marcos Bueno intenta contarnos y, siendo honesto, sentí que era relleno para distraernos del nulo desarrollo de la trama principal y agregar más temas a la lista de ítems por cumplir: rep neurodivergenete con TDAH y dislexia.

En resumen, Nosotros bailamos sobre el infierno, es una historia bastante desordenada que intenta abarcar muchos temas y lo hace de manera muy superficial y mala; además los personajes no muestran ningún tipo de crecimiento o personalidad y el romance me dejó indiferente, haciendo que todo fuera un desastre para mí. Igual no descarto leer más libros del autor en el futuro.

Erick