A Andrea Tomé la leí en una ocasión y aunque el libro que leí esa vez no fue mi top (Esos monstruos a los que amamos), sí que me quedé con ganas de darle otra oportunidad, en especial porque los temas de brujas me encantan.
Lawrence Skoefield, un joven acechado por una misteriosa enfermedad, comienza a trabajar como aprendiz de encuadernador bajo la tutela del solitario y arisco John Advent, quien insiste en una serie de normas de obligado cerrar puertas y postigos mientras brille el sol y jamás permitir que entre nadie en la biblioteca. Cuando dos mujeres son condenadas por brujería en el condado de Suffolk y el maestro Advent recibe un encargo que lo obliga a viajar, la casa se despierta, hambrienta de sol. Las puertas y los postigos se abren, desafiando a cualquier llave. Una mañana, a Lawrence lo despierta el espectro de una joven de melena y ropajes pálidos que lo conduce hasta el manuscrito más valioso y mejor escondido de John Advent.
Las historias contadas en dos líneas temporales o pueden salir muy bien o pueden salir muy mal y con la inforación que esta sinopsis nos da, pinta para unos secretos bastante funables (por la época, claro está) y que dolerán por el coraje que nos harán pasar.
Sin dudas mi línea temporal favorita es la de 1645. Esta está íntimamente relacionada a la brujería... bueno, a lo que los hombres que es la brujería: una mujer independiente, que tiene pensamientos propios y que no se deja rebajar por ningún varón. Avis como personaje me encantó, es el típico personaje femenino adelantado a su época con pensamientos revolucionarios e independiente, pero que no cae en el cliché de ser única y diferente (insoportable, pues). En esta época también nos encontramos a Cecily, una chica que es el estereotipo de lo que se espera sea una mujer, que cumple con los estándares con los que su padre la ha sometido (porque eso está lejos de ser educación) y que poco a poco, gracias a la interacción con Avis, va despertando de su encierro mental.
Una de las partes que más desgarradoras me resultaron fue leer a Avis en espera de su juicio, saber cómo a ella y las otras mujeres que están ahí las tratan de una forma tan detestable y el leer cómo las torturan para que confiecen crímenes irreales fue devastador y asqueroso en la misma medida. Quizás sea un poco spoiler, pero ya todos sabemos cómo terminan los juicios por brujería y en mi pecho no había más que dolor por imaginar esto.
La trama de 1662 fue la que menos me interesó, pero eso no la hace menos valiosa ni relevante para la trama; de hecho, gracias a Lawrence es que logramos conocer la historia de Avis y poco a poco vamos recolectando pistas de lo que sucedió en esa época. Creo que mi parte favorita, dejando de lado que Lawrence es un pancito del cielo, son los toques de magia que llegan a percibirse y que dan ese misticismo de si de verdad Avis fue una bruja que dejó una huella tras su partida.
Andrea Tomé se lució con la ambientación y la narrativa y aunque es un libro corto, gracias a esos aspectos, se vuelve más corto aún y en un abrir y cerrar de ojos ya devoraste más de la mitad porque simplemente no puedes soltarlo. Quizás uno de los únicos "peros" que le pongo al libro es eso, su extensión, me quedé con ganas de pasar más tiempo con los personajes... bueno, lo admito, simplemente me encariñé con ellos y no quería aceptar su destino.
En resumen, Las diurnas, es un brutal e íntimo relato sobre lo absurdos y crueles que fueron los juicios de brujas. Completamente adictivo gracias a la delicadeza con la que están construidos los personajes, la fuerza que tiene cada escena y el poder que transmiten las palabras.
Erick
¡Hola!
ResponderBorrarNo he leído nada de Andrea Tomé, pero esta podría ser la lectura. Gracias por la recomendación, un besote!!!